Dije que esta vez no iba a picar, pero en fin, aquí me tienes...
El FRENCH 75:
Historia:
El “French 75”, en realidad llamado Soixante-Quinze o Matériel
de 75mm Mle 1897, fue un cañón revolucionario
cuando apareció en 1898. Podía disparar
15 proyectiles por minuto ya que, al contrario de todos los cañones anteriores,
no era necesaria recalibrarlo tras cada disparo gracias a su sistema hidroneumático,
eso permitía recargar tan pronto como la recámara volvía a su posición, además también
incorporaba un sistema para temporizar las espoletas de forma automática. Por todo esto se le considera el comienzo de la artilleria moderna.
La
edad dorada del Soixante-Quinze llegó con la Primera Guerra Mundial, donde su precisión
y velocidad de disparo lo hicieron mundialmente
famoso desde el comienzo e incluso fue la pieza elegida para armar al Cuerpo
Expedicionario Americano, y con la llegada de los americanos, podemos pasar al
French 75 que nos interesa: el que se bebe.
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Unos
doughboys americanos y su Soixante-Quinze en el tajo, seguramente regando
generosamente con “fuego amigo” alguna trinchera inglesa; afortunadamente, algunos también se dedicaron a la química
recreativa.
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La
historia del “otro” French 75 no esta tan clara. Algunas teorías apuntan a Raoul Lufbery, un piloto de
la Escuadrilla Lafayette que pensaba que el champagne no era lo suficientemente contundente por si solo y a falta de whisky, lo complementó con cognac. Otra versión mantiene que fue creado en 1915 por el barman escoces Harry
MacElhone en el Harry’s New York Bar ( llamado así porque originariamente era un
bar de Nueva York hasta que en 1911 lo desmantelaron
y enviaron por piezas a Paris, en plan
Randolph Hearst pero en el sentido contrario, claro). Es posible que esta sea
la verdadera historia, ya que el hecho de contener solamente productos franceses
( inicialmente era con cognac o incluso calvados, no la británica ginebra) cuadra con con un acto de elán y exaltación
patriótica bélico-coctelera propio de comienzos de la
guerra, cuando todavía
nadie imaginaba la agonía de las trincheras, el alambre de espino, el gas mostaza y los motines.
Todas las historias coinciden es que su origen fue Francia, la época de la Primera Guerra Mundial, que
hubo americanos de por medio y que el
nombre es el de un cañón que causaba similares efectos que este cocte, pero lo único que se sabe a ciencia cierta es que la primera vez que apareció impreso fue en
el mítico Savoy Cocktail Book de 1930en el que lo declaraba "el arma secreta que ganó la guerra".
En la post-guerra, o mejor dicho, en el periodo de entreguerras, el
French 75 se hizo popular por el dudoso honor de ser la bebida de bandera
de la Generación Perdida; pero sólo uno de los dos requisitos para pertenecer a la Generación Perdida es necesario para
beberse un French 75, desgraciadamente, no es el fácil: el parecer un
intelectual de izquierdas atormentado, sino el difícil: tener por hígado una
barrica de roble americano.
Descripción y posología:
Se
nota que el French 75 fuera creado
durante una guerra, en particular, una tan deprimente como la Primera Guerra
Mundial. Los efectos son inmediatos y evidentes: aparte de la coz monumental, flaccidez
muscular, una sonrisa bobalicona y vacía de Buda de todo a 100 y un aparente estado de feliz estupor, pero no
se equivoquen, este elixir no deja idiotizado, al contrario, durante unos
instantes habrán alcanzado el estado perfecto de ataraxia porque, ante todo, el
French 75 es un cóctel feliz, suave, chispeante y ligero, es lo que Rick le prepararía
a Ilsa antes de que vistiera de azul. Pero bajo la aparente ligereza, el French 75 esconde la buena pegada que le ganó su nombre: la mayor parte de los
cócteles son alcohol rebajado con una bebida no alcohólica y este es alcohol “rebajado”
con... todavía más alcohol, vamos, es como un Tom Collins pero cambiado la soda
por champagne, que ya por si solo es famoso por
“subirse”. En definitiva, es un cañonazo, feliz pero un cañonazo.
Requisitos:
-
Un
limón fresco.
-
Ginebra
londinense o cognac, de cierta calidad.
-
Champagne
brut (seco), también de cierta calidad.
-
Almíbar.
-
Coctelera.
-
Hielo
picado.
No
usar sustitutos del champagne, como el cava, la receta se llama French 75, no Catalonian
75, por mucho que les duela a los catalanes, el champagne no sabe como el cava.
Si
no se tiene el almíbar (no, no vale el de los “malocotones” ) es muy fácil hacerlo:
se ponen 2 cucharadas de azúcar, cuanto mas fina mejor, en un vaso de
chupito, se llena con agua y se remueve cuidadosamente y sin derramar, es posible que haya que hacerlo en fases de un cucharada para que se disuelva mejor, por puntos de saturación y esas cosas de químicos. Si el
champagne es muy seco o el limón muy fuerte es posible que haya que llegar hasta las 3 cucharadas por
chupito o más pero recordamos que la combinación de azúcar con alcohol suele ser deletérea.
Receta:
No
vamos a entrar aquí en cual es la receta original del French 75, si la de
ginebra o la de cognac (por no hablar del calvados) ya que en realidad es la
misma, simplemente hay que cambiar un propelente neuronal por el otro.
Esta
es la primera receta que se conserva, de los años 30, en la actualidad la proporción
de ginebra que suele verse en las recetas es bastante más baja, en algunas
incluso menos de una de parte ginebra
por una de limón, se ve que los antiguos estaban hechos de mejor pasta.
Para aquellos con trastorno obsesivo
compulsivo que no se apañen con las proporciones, también damos las medidas
exactas.
- 1/3
partes de zumo de limón. (1 oz.)
-
2/3
partes de ginebra inglesa / brandy. (2 oz.)
-
Champagne
bien frio hasta rellenar. (5 oz)
-
Almíbar
de azúcar al gusto (una cucharada sopera, pero suele resultar poco, a veces es
necesaria hasta 1/2 oz, es mejor usar el método
experimental.)
Nota: 1 oz. son
aproximadamente 30 ml, que a ojo de buen cubero, hacen un vaso de chupito.
Mezclar
la ginebra, el limón, el jarabe de azúcar y hielo muy picado en una coctelera americana o Boston shacker,
que es una coctelera que en vez de tapa tiene un vaso mezclador, (pero en fin,
yo una vez lo tuve que hacer en un termo para el café de los chinos y no salió mal). Agitar con brío
(ojo con la tapa) y verter en una copa de flauta, rellenar hasta la mitad y el resto con champagne. Algunos
dicen que es mejor usar un vaso tubo (o
vaso Collins, si te quieres tirar el pegote), depende de lo chic que quieras
lucir o de lo grande que tengas la nariz, pero, francamente, esta es la
bebida que te tomarías después de
desplumar al supervillano de turno jugando al bacarrat en el casino de Montecarlo y no te la imaginas
presentada en un vaso de tubo, como si estuvieses en cierta discoteca que no quiero nombrar.
Por
ultimo, si se hace con ginebra, decorar con una raja de limón o preferentemente,
sólo con un giro (una peladura, pero en "fisno"). Si es con cognac, usar una guinda,
si no es temporada, se puede usar alguna fruta del bosque. Repetimos, limón con champagne, guinda con
cognac, no al revés.
Se desaconseja usar la lima ya que da demasiado sabor.
Consejos:
-
Se
recomienda dejarlo reposar unos minutos en el frigorífico.
-
Si
el champagne es brut, que debería, se recomienda que la ginebra no sea muy
seca, por ejemplo, mejor una Hendrick’s que una Martin Miller’s.
-
Hay
una versión hibrida con calvados, sustituyendo un tercio de la ginebra por
calvados. Me temo que más que un French 75 eso debe ser la Gran Bertha.
Versiones caseras:
-
Sustituir
la raja de limón de la decoración por una de pomelo, sólo si es con champagne.
- Usar
azúcar morena.
-
Algunos
heréticos usan Cointreau e incluso
granadina en vez de jarabe de azúcar, tan sólo la idea produce repugnancia.